6ª CAMINATA DE QUITO A COCA 2012
“Arriesgar la vida por el Evangelio”
Crónica 12ª: Sacha – Coca
Aproximadamente son las tres y media de la mañana y el sueño se interrumpe con el canto de las mañanitas que el Rey David pregonaba; una bellísima serenata que animó el nuevo despertar de un grupo que ha viajado por las carreteras del oriente ecuatoriano, dejando a su paso una marcada huella de paz y bien, alimentando la esperanza de muchos.
Con tres agradecimientos y las consignas del día, empieza la última etapa en la caminata con Alejandro e Inés 2012. La concentración se lleva a cabo en la plaza central del Cantón Sacha, frente a la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, donde actualmente tiene una labor activa la congregación de las Siervas del Divino Espíritu.
Linda Dávila, religiosa de los Sagrados Corazones, afirma mientras desayuna que siente mucho ánimo y alegría de culminar este proceso que inició el día nueve de julio. De todas maneras, siente miedo por el dolor físico que puede ocasionar la extenuante jornada del 20 de julio, pero a la vez, asegura que le fortalece su confianza en el Señor. Le da plenitud llegar a la ciudad del Coca y también la experiencia vivida en la Caminata.
Los caminantes tienen la fortuna de construir sus pasos hacia su destino final con tranquilidad. La labor de logística les facilita todo, para que su nueva jornada esté básicamente dedicada a caminar. Carmen Pérez, de forma general, explica que su obligación en primer lugar consiste en dejar organizado el lugar donde se pasó la noche, es decir, limpiar dormitorios, baños y zonas comunes. En segundo lugar, preparar el refrigerio que se dio en San Sebastián del Coca, lugar cercano al Cañón de los Monos desde donde una gran masa de personas se integró a la Caminata. Y recibiendo el cariño, agiua, naranjas y espíritu d elas hermanas Clarisas Capuchinas del Monasterio de Guadalupe, se encargarán de esperar a todos los caminantes en la Catedral del Coca. Sonriendo, infiere que al ser la última etapa, ya no tendrán la misión de velar por las ropas mojadas de los mensajeros de paz.
La Caminata, al principio, transcurre bajo la tranquilidad y el amparo del alba, con el comentario de la hermana Elsa Aules (hermana Laurita) diciendo que la inserción no ha pasado de moda. Por tanto cree que acontecimientos, como esta sexta Caminata, permiten la toma de consciencia, sin dejar de lado su componente de purificación personal. En la medida que se avanza, tres llamaradas de un mechero despliegan su potencia hacia el medio ambiente y mientras, pasábamos por una gran planta petrolera, la hermana dice que la Caminata estimula el rol de misioneras y religiosas presentes en su comunidad, que dentro de poco cumplirá cien años de fundación y servicio.
Ahora llega el momento para la oración, esta vez, es realizada por las hermanas Lauritas que se unen con la causa. Este momento de encuentro, alabanza, agradecimiento y petición a Dios se combina con las lenguas de la selva (Quichua y shuar); terminado este fundamental deber del día, se da paso al canto fraterno, en el cual la energía del grupo se fortalece con temas que hablan del amor inmaculado y de alabanza a la madre tierra.
La etapa final, aproximadamente, duró siete horas en un tramo de 38 kilómetros, en el cual brotaron las lágrimas, buenas conversaciones y llamados de atención frente a la contaminación inconsciente que muchas veces ocasionamos los seres humanos como sujetos consumidores. La vivencia de este día se vio enriquecida con la integración de grupos como Napo Runas de Pompeya y la comunidad de San José del barrio 27 de octubre en el Coca, unidos a la causa y al sometimiento doloroso del pavimento que se supera bajo la luz de la oración y el apoyo de los hermanos caminantes.
Es momento para nuestro segundo y conclusivo descanso en el Monasterio Santa María de Guadalupe. Aquí no se puede dejar de lado la frescura del sabor frutal que hidrató nuestro día; caminantes alimentados por la riqueza de los suelos fértiles ecuatorianos. También, se nutren los misioneros gracias a la amabilidad de las personas que mostraron su gran compromiso con la causa, en definitiva, la presencia de Dios que no deja solo al peregrino.
Se pudo notar con facilidad el bello proceso al cual los caminantes se sometieron al servicio por el otro. Muchos fueron los nuevos caminantes y entre ellos se observaron bastantes dificultades frente al ritmo ávido que se llevaba en la Caminata, sin embargo, se vivió el sentido de la misión en la ayuda que se prestó a los que sumaron sus pasos con los venidos desde Quito con el mensaje de paz.
Este viernes culminante, llevó un mensaje que proyecta otra forma de vivir para construir el reino de Dios desde la tierra. Después de haber recorrido la avenida “9 de Octubre” que desesperó a más de uno en su prolongación, el reloj de una caminante indica que son la una y diez de la tarde. La marcha finiquita frente a la catedral de Nuestra Señora del Carmen en la ciudad del Coca, y al instante desde el Sur, aparece la Caminata que venía desde la vía Auca con los vítores que dan los espectadores a los recién llegados… y se emprende una cálida entrada hacía el interior de la Catedral.
Rosa Campoverde, Terciaria Capuchina, caminó desde el kilómetro cincuenta vía Auca, y comenta que esta hermosa experiencia posee un gran potencial de conversión personal en la compañía de Alejandro Labaka e Inés Arango. Para la religiosa, su labor de misionera en la Caminata le ha permitido ser pueblo con el pueblo, reconociendo la realidad de los pueblos indígenas.
Durante el gran recibimiento que se ofreció a los caminantes, se contó con el acompañamiento de los obispos de los Vicariatos de Galápagos, el Puyo y de Tena; también otras personas que acompañan. El protocolo se fortalece con la música y palabras de Monseñor Jesús Esteban Sádaba. Igualmente, se piden testimonios de los caminantes que participaron de todo el proceso.
Yesenía confirma, con lágrimas de emoción en sus ojos, el gusto de haber terminado el recorrido desde la ciudad de Quito. Resalta su propio esfuerzo y la hermandad de sus compañeros. Aseguró, no estar sola, pues contó con la presencia de Jesús y María que la animaron y apoyaron. Destaca que vale la pena arriesgar la vida por el evangelio.
Gabriel, caminante vía Auca, afirma que si es posible dejar el mal. Habla del amor de Dios, un amor que sana y que permite amar a los demás. Linda Dávila, felicita a la comunidad capuchina por realizar este tipo de encuentros con Dios. Por último, Erick, de catorce años, confirma que Alejandro e Inés son su fuerza.
El líder de los caminantes, Txarli Azcona, felicita y agradece a los caminantes por su lucha, a logística por su papel silencioso y a las comunidades por la gran acogida. Después de estas solemnes palabras, se lleva a cabo el gran almuerzo entre los caminantes y se los ubica en su nueva morada de viaje en esta etapa final de la marcha.
Son casi las cuatro y treinta de la tarde, se procede a evaluar estos doce días de caminata: se manifiestan los aspectos positivos, negativos y las posibles sugerencias en pro de la continuidad de la Caminata por Alejandro e Inés. Entre los aspectos tocados se sugiere compartir con mayor profundidad la vivencia interna de las personas en la Caminata.
Esta experiencia llenó muchas expectativas como la de la hermana Dora García, Terciaria Capuchina, que estaba inquieta frente a la movilización social que suscita la defensa de la vida. El caminar por la vida no solo es una conmemoración al proceder abnegado bajo la probidad del evangelio de los mártires Alejandro e Inés, sino, un compromiso serio y sensato con la naturaleza la vida, la paz y la justicia.
Esta causa invita a dejarse transformar imitando el dechado constructivo de este hombre y esta religiosa que sacrificaron su vida por el evangelio. Y si el pueblo se levanta, es por que la voz del caminante surte efecto en las consciencias, es por que el sentido de un nuevo renacer conmueve a los hombres y mujeres, es por que aun hay esperanza de nuevos tiempos y del bien vivir como hermanos.
Martha Mendoza
Oscar Ramos
Coordinadores de las Crónicas de la Caminata 2012